Es cierto, el amor mueve el mundo.

10 de abril de 2012



Ser gilipollas, darse cuenta y no poder hacer absolutamente nada por evitarlo.
Eso es lo que me pasa a mí precisamente. Dicen que el hombre es el animal que tropieza dos veces con la misma piedra, pues bien, yo debo de ser especialmente torpe (cosa que algunos sabrán que no es ninguna tontería) porque no hago más que tropezarme una y otra vez en la misma piedra. Creo que ya tengo hasta hematoma crónica. Y lo malo no creo que sea eso (que también), más bien es que veo la piedra, desde lejos, sé que está ahí, y cuando me acerco peligrosamente, trato de hacerle la envolvente y ¡pam!, tropezón y al suelo de morros.
Mordiendo el polvo me digo: eres gilipollas.
Cuando ya me levanto me propongo no volver a tratar de hacer (¡nunca más!) esa especie de 3-14, pero se ve que mi memoria de corto alcance me impide incluso recordarlo cuando vuelvo a pasar por esa zona. Total, que me vuelve a pasar.
En vista de que realmente, no puedo hacer nada por evitarlo, he optado por ponerme un post-it en el espejo en el que me miro cada mañana (debería habérmelo puesto en la frente) que reza ‘cold heart works’ (porque realmente funciona). Con un poco de suerte se me graba a fuego en la mente. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Alguna objeción?