Es cierto, el amor mueve el mundo.

22 de abril de 2011

Tocado y hundido



Es en este momento, cuando ocurren estas cosas, cuando tomas conciencia de muchas cosas. Del tiempo pasado, del sentimiento puesto en las cosas que has hecho, de la falsa sensación de seguridad que tenías y de la tranquilidad en la que nadabas.

Has visto la torre cómo empezaba a torcerse, cómo se iba tambaleando, cómo empezaban a caer las primeras piedras, y finalmente cómo se ha derrumbado.
Te encuentras entre los escombros pensando si la culpa es tuya, si hiciste mal los cálculos desde el principio, si deberías haber apuntalado los muros cuando viste que empezaban a fallar, si deberías haber puesto una tela para que, al menos, las piedras no cayesen al suelo y se rompiesen en mil pedazos…También piensas que quizá era su destino hundirse para edificar ahora algo nuevo y más fuerte.
Recuerdas aquel día de fiesta, aquel día de partido, aquellas noches de estudio, las risas, las lágrimas, el sueño, los conciertos, las largas charlas, los viajes. Tanto tiempo da para mucho, para tantos momentos,  para tantas vivencias juntos, que ahora se han desmoronado.
Pensabas que ya ni te acordabas de algunas cosas, de algunos detalles, sin embargo, lo cierto es que sí. Estaban escondidos en algún rinconcito de la mente y ahora parecen llover en tu conciencia.
Y te preguntas tantas cosas…algunos ‘¿por qué?’, algunos ‘¿y si…?’ y una resignación final te entristece.

No es justo que las buenas historias terminen así. No es justo tener que renunciar a todo esto por…¿caprichos del destino? No, posiblemente no es capricho del destino sino de la estupidez humana.
Y yo me pregunto, ¿qué es lo que mueve al hombre a comportarse así?, ¿una mala influencia?, ¿un afán de protagonismo?, ¿el egocentrismo?, ¿el egoísmo?, ¿la envidia? Quién sabe. No me cabe en la cabeza que alguien pueda tener esa maldad sin ningún motivo aparente.
De todas formas, de poco sirve saber el motivo. Los hechos están sobre la mesa, las flechas te han atravesado ya, te has caído y han pasado por encima de ti para asegurarse de que no te levantabas.
Sólo te queda esperar a que llegue la calma, y despacio ir levantándote, con cuidado, vigilando que lo que tengas alrededor sean tus amigos preparados para apoyarte y para tenderte una mano.
Pero, ¿cuánto tiempo pasará hasta que pueda levantarme? Quizá deba quedarme un tiempo en el suelo, descansando de los golpes, tomando conciencia de todo lo ocurrido, derramando las lágrimas sobre el asfalto, tratando de comprender tantas cosas, tratando de desterrar definitivamente de la mente el odio.

Cuando me levante seré fuerte, estaré bien, las heridas estarán empezando a curarse, seré capaz de no sentir desprecio, me habré quedado con lo bueno y habré olvidado lo malo. Habré madurado y aprendido y estaré listo para seguir por el camino y seguir construyendo torres resistentes.