Es cierto, el amor mueve el mundo.
31 de diciembre de 2012
24 de diciembre de 2012
Mensaje (no necesariamente) de Navidad
No perdamos
nunca la sonrisa ni el buen hacer. Cuidemos lo que tenemos. Disfrutemos de los
pequeños momentos. Luchemos por nuestros intereses. Seamos consecuentes con
nuestros actos. Digamos muchas veces ‘te quiero’. Ayudemos cuando se nos pida. Miremos
al futuro siendo realistas pero con ilusión. Y sobre todo, sigamos tratando de
mejorar.
23 de diciembre de 2012
Lo bueno de 2012
Lo poco bueno que me regaló 2012, por suerte, es persistente. Y además es mi más importante posesión.
Diamante
'Las pequeñas cosas te hacen descubrir un mundo del que de inmediato quieres huir, pero del que rápidamente comprendes que jamás conseguirás escapar. El castigo de las pequeñas cosas es que su recuerdo te revela demasiado sobre ti mismo de un solo golpe.' Villa Diamante (Boris Izaguirre)
Que el amor lo inunde todo
'Somos como un edificio y el hombre dedica al amor una habitación, lo demás es para el bricolaje, para los niños, para los amigos, para el trabajo...La mujer tumba todos los muros y deja que el amor lo inunde todo.' Antonio Gala
Honestamente ya no te quiero
'El coste de la independencia es la libertad, y ésta sólo puede ser total cuando uno es honesto consigo mismo y con las personas a las que ha amado.' Desconocido
9 de diciembre de 2012
Rocas en el camino
'Las expectativas son como rocas escondidas en el camino, para lo único que sirven es para hacerte tropezar.' Desconocido
¡Por fin llegó esa gota que colmó mi vaso particular!
No entiendo porque siempre tenemos que llegar a un límite en
cierto modo ‘extremo’, para decidirnos definitivamente a cambiar las cosas que
nos perturban la vida. Puede que sea cosa de la paciencia (de esa que tan poca
suelo tener y que tanto me sorprende tener con ciertas situaciones o personas).
Pues así es. Por fin ocurrió esa cosa insignificante (ser
domingo) que me hizo tomar decisiones que debería haber tomado hace mucho
tiempo y que no tomé quizá porque confiaba en que Dios, el Karma o el tiempo pusieran
las cosas en su sitio sin tener que hacer absolutamente nada. En realidad, lo único
que estaba haciendo era escurrir el bulto (expresión que me encanta, por
cierto).
Por fin, tras unos días de análisis profundo, unas cuantas
noches sin dormir (que ya suman demasiadas, por cierto) y un derroche de
energía interior decidí deshacerme de esas ‘chinitas’ que llevaba en los
zapatos y que ya me estaban empezando a molestar demasiado.
Me hice una lista mental de ‘pequeñas cosas que joden’ y
pensé seriamente cómo cambiarlas dentro de la cruda realidad y las
posibilidades.
Opté por llevar el teléfono móvil en el bolso, en silencio,
todo el día. Se había convertido en una prolongación de mis dedos. Me creaba
demasiada ansiedad esa ‘necesidad’ de estar continuamente disponible para todo
el que quisiese. Pensándolo fríamente, si alguien quiere buscarme por algo
importante me localizará a cualquier precio y de cualquier modo. Aunque la
pregunta que definitivamente me hizo decidirme a tomar esa tonta decisión fue
la siguiente: ¿Realmente, si yo necesitase algo, la gente estaría igual de
disponible para mí que yo para ellos? No quise detenerme en pensar la
respuesta.
Así hice con muchas más cosas que me creaban ansiedad y
estrés de una forma o de otra. En parte, no hace falta ser un experto doctor
para saber que la ansiedad y el estrés causan problemas de sueño. Y que si no
descansas, no puedes rendir todo lo que esperas. Te conviertes en una especie
de espíritu que va por el mundo haciendo de forma mecánica todo lo que tiene
que hacer al cabo del día.
Lo más importante de todo esto, sin duda es que, al fin y al
cabo, la culpa de mi felicidad o infelicidad es toda mía.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)