Es cierto, el amor mueve el mundo.

2 de enero de 2013

Propósitos reales de año nuevo

Siempre me gustó eso de hacer ‘propósitos de año nuevo'. Recuerdo que, cuando era más pequeña, me hacía todos los propósitos posibles. Si los hubiese cumplido a rajatabla posiblemente sería una persona excepcional, apenas con defectos y tendría ya, mínimo dos carreras.

Conforme fui creciendo me empecé a dar cuenta de que no cumplía ni la mitad de la mitad y si releía a final de año la lista me entraban ganas de reír (o de indignarme conmigo misma). Fue en ese momento en el que decidí que lo que debía hacer era proponerme sólo cosas que fuesen factibles (que no fáciles).

Mi máxima empezó a ser: ‘no me propondré cosas que no vaya a cumplir’. Con esta excusa decidí que ‘no morderme las uñas’ no era apto para la lista de propósitos. Ya ni hablemos de ‘no decir tacos ni expresiones burdas’… Las listas se redujeron una barbaridad (como comprenderéis). Creo que el esfuerzo por mejorar se ha visto considerablemente reducido por culpa de esta máxima. Aun así, me sigue gustando hacer mi lista de propósitos. 

El hecho de que empiece un año nuevo me parece una excusa muy buena para tratar de hacer esas cosas que dices ‘debo hacer’ pero que quedan en agua de borraja siempre. Además me parece una forma interesante de plantearse los ‘defectos’ tanto personales como vitales. Yo diría que es un ejercicio saludable pararse a pensar en lo que tengo, lo que no tengo, lo que me gusta, lo que no me gusta, lo que quiero conseguir y lo más importante de todo, lo que estoy dispuesto a hacer por modificar todos estos parámetros que he nombrado. Tiene que ser una herramienta de mejora personal y/o profesional, por ello no considero adecuado proponerse cosas no factibles ya que pueden generar las dos situaciones de malestar posible: malestar por haberse creado expectativas demasiado positivas o surrealistas y malestar por no ver cumplidos los objetivos.

Con todo esto, ¿qué es lo que os propongo? Pues sencillamente, que seáis objetivos y claros con vuestros propósitos. Qué escribáis sólo aquello que estéis dispuestos a hacer. Que no fantaseéis con ‘aprender chino’ o ‘beber menos cantidad los fines de semana’ si no estáis completamente seguros de que tenéis las ganas y la fuerza de voluntad necesaria para cumplirlo. 
Por favor, no convirtáis la lista de propósitos en un montón de líneas absurdas, porque para hacer eso, directamente no perdáis el tiempo ni gastéis tinta o teclado. Tienen que ser un ‘reto’ digno de esfuerzo, entre otros motivos por la satisfacción personal del cumplimiento de las metas (lo que motiva a proponerse nuevas metas para años próximos).
Se trata de proporcionarle combustible al motor para (al fin y al cabo) ser más felices. Porque la finalidad de todo esto, si lo pensamos por un momento (o sin necesidad de hacerlo), es la tan ansiada felicidad.   
  
Yo ya tengo mi lista de ‘Propósitos reales de año nuevo’.

1 comentario:

  1. A veces no hay que buscar la felicidad. Las cantidades pueden variar, pero más necesitamos 'encontrar'.

    ResponderEliminar

¿Alguna objeción?